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Cuando tu hijo no es como tú: El reto de ser padre con hijos ‘diferentes’


Lejos del Árbol: Historias de Padres e Hijos que Han Aprendido a Quererse. Madrid: Debate, 2014.

Lejos del Árbol: Historias de Padres e Hijos que Han Aprendido a Quererse. Madrid: Debate, 2014. Read an excerpt

por Eduardo Suarez

Fue la renuencia de sus padres a aceptar su homosexualidad lo que llevó a Andrew Solomon a escribir Lejos del árbol: un reportaje de casi mil páginas que indaga en la experiencia de aquellos hijos cuyos rasgos los alejan de sus padres. El libro es el fruto de las entrevistas de Solomon con unas 300 familias cuyos hijos son autistas, esquizofrénicos, enanos, transexuales, niños prodigio y personas con síndrome de Down.

El origen del proyecto es este reportaje que su autor escribió sobre los sordos para el dominical del New York Times. “Yo no sabía que aquella comunidad tenía una cultura tan hermosa”, me explica Solomon. “Poco a poco descubrí que muchos niños sordomudos tenían padres que no lo eran y que no creían que ser sordomudo fuera una cosa deseable. Su reacción es muy similar a la de los padres que no aceptan que sus hijos sean gays”.

Así fue como Solomon (Nueva York, 1963) llegó a la conclusión de que todos tenemos dos identidades: una vertical que recibimos de nuestros padres y otra horizontal que desarrollamos poco a poco y que nos aleja de ellos. “No existe lo que llamamos reproducción”, escribe antes de decir que esa palabra no es sino una ilusión con la que cultivamos nuestro deseo de inmortalidad. “La paternidad nos catapulta bruscamente a una relación permanente con un extraño”, subraya en la primera página del libro. “Cuanto más singular es el extraño más fuerte es el olor de la negatividad”.

A continuación transcribo mi conversación con Solomon. Hablamos sobre Lejos del árbol. Pero también sobre el asesino de Newtown, sobre el aborto, sobre los hijos de mujeres violadas y sobre la homosexualidad.

¿Por qué se decidió a escribir este libro?

La idea surgió mientras escribía un artículo sobre la cultura de los sordos para el New York Times. Yo no sabía que existía una cosa así. Pero él me dijo una frase que se me quedó grabada: “Es como una cultura extranjera dentro de nuestra cultura”. Poco a poco me di cuenta de que tenían una cultura muy hermosa y descubrí que muchos niños sordomudos tienen padres que no lo son y que no creen que ser sordomudo sea una cosa deseable o atractiva. Esos padres intentan por todos los medios que sus hijos puedan desenvolverse fuera de esa cultura y su reacción es muy similar a la de los padres de los homosexuales. Unos años después, una amiga de una amiga me contó la historia de su hija enana y me pareció un desafío muy similar: una madre que se percibe como normal y que tiene una hija que presenta una identidad especial.

¿Hubo alguna identidad que dejara fuera del libro?

Muchas. Habría sido un libro mucho más largo si hubiera indagado en todas las identidades en las que pensé. Mi criterio fue reflejar un catálogo de experiencias muy variadas: escribí de los sordomudos pero no de los ciegos porque algunas de sus vivencias se solapaban. A veces las historias que encontraba eran tan buenas que pensaba que debía dedicarles un capítulo. No pensaba escribir sobre el síndrome de Down. Pero alguien me puso en contacto con padres de niños y lo que me contaron me fascinó. Dejé fuera capítulos sobre supermodelos, menores suicidas, hijos con enfermedades terminales y niños hermafroditas.

¿Cuáles fueron los desafíos a la hora de escribir el libro?

Algunos me han acusado de escribir un libro deprimente y otros en cambio dicen que describo en un tono edulcorado las experiencias de los protagonistas. Espero que haya acertado con la forma en que cuento estas historias. Mi intención era escribir sobre las dificultades inmensas que conllevan experiencias así y sobre la forma en que la gente les encuentra sentido y las vive con una cierta alegría. Me interesaba mucho ese proceso y al escribir el libro estudié a fondo los mecanismos que sus protagonistas utilizaron para resistir. Hay historias de familias que dieron a sus bebés en adopción o que decidieron no volver a tener hijos. Pero no es ése el camino que elige la inmensa mayoría de los personajes del libro. ¿Qué permite a muchas personas superar esas dificultades y llevar una vida satisfactoria? ésa es la pregunta que quería ayudar a responder.

(To read the rest of the interview, please visit El Mundo.)